Oriundo de los Mochis Sinaloa, tierra de béisbol; su ilusión más grande de niño era que llegara el domingo para jugar ese deporte, de vez en cuando jugaba al futbol, no le importaba ser portero, defensa o delantero; pero fue hasta que su hermano Luis debutara con Cruz Azul que cambió la manopla y el bat por el futbol, estoy hablando de Javier el “Chuletita” Orozco, un delantero que está marcando goles como si fuera un bateador emergente que ingresa a la cancha sólo para conectar un home run.
“Desde los 5 o 6 años empecé a jugar béisbol, yo no jugaba futbol, ya hasta los 8 o 9 años comencé con el futbol pero no me gustaba, yo quería ser beisbolista, iba a los partidos los domingos y cuando inicio con el futbol, juego de defensa, portero, medio, de lo que fuera, porque no me apasionaba tanto como el béisbol”.
“Cuando mi hermano se vino para acá yo seguía jugando las dos cosas, y cuando mi hermano debuta, yo digo que quiero estar ahí y jugar futbol y salir en la televisión como él, entonces me consiguió una prueba acá en Cruz Azul y me quedé”.
Javier Orozco desea ser el mejor alumno del profesor Meza porque lo ve como un gran maestro que no sólo tiene un mar de conocimientos tácticos, sino porque es un gran ser humano: “me gusta su serenidad, es un ser humano muy bueno y cuando alguien es una muy buena persona, le va bien en la vida y yo creo que el profe Meza es un ser humano increíble. Para mí es un maestro del futbol, en Pachuca fue campeón en varios torneos”.
¿A quién le dedicas tus goles?
“Le dedico mis goles a mi familia y a Dios, los festejo con mucha alegría porque es la culminación de un examen, trabajas toda la semana para el día del partido que es como un examen y si metes un gol te sacaste como un 10, es como la culminación de algo”.“Divertirse es la clave en el juego, divertirse pero con responsabilidad que implica toda actitud y decisión que tomé”.
¿Cómo fue tu debut en primera división?
“Cuando Isaac Mizrahi me llama a su oficina, me dice que si tengo listas mis cosas, yo le digo ¿qué cosas? y me dice para viajar con el equipo, para jugar contra Tigres, pues yo le digo que muchas gracias. A mi hermano lo iban a mandar a la Primera A y me deja una nota en el hotel donde me pone que mucha suerte, que le echara muchas ganas si llegara a jugar, yo no me imaginé jugar, tenía 17 años y cuando a mí me dicen esa noticia, me enfermé al día siguiente, fueron los nervios y me recuperé rapidísimo con una pastilla que me tomé, y estaba muy emocionado, fui el tercer cambio, entré por el Kikín Fonseca, estaba nervioso en la banca, cuando me llama no le entendía si era a mí y ya gracias a Dios debuté”.
Con tradiciones y valores familiares muy arraigados, siempre ha tratado de mantener una vida en armonía con él, con sus compañeros y familia, es un ser humano agradecido en alma y espíritu con todas las bendiciones de las que es participe, porque sabe que es un privilegiado al hacer lo que más le gusta en la vida de poder jugar al futbol y que a través de esa actividad pueda ayudar a quien se lo pida, sus goles siempre los dedica a Dios en primer lugar, para después gritarlo a toda su familia, a toda la afición por ser tan fieles a los colores celestes.
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